¡Él fue herido y maltratado por los pecados nuestros!
Isaías 53:5 (NBD)
Dolor. Un dolor extremo, horrible, desgarrador. Un dolor implacable, insoportable, indecible. Con cada latigazo sobre la espalda de Jesús y con cada paso que le quemaba los músculos en su ascenso por la colina del Gólgota, nuestro Salvador recibió el castigo por nuestro pecado.
En nuestro mundo de hoy, donde todo se vale, ¿cuál es la gran cosa? Después de todo, nuestro pecado no es tan malo. Si mentimos un poquito o hacemos una trampita, ¿qué daño hacemos? Si chismeamos un poquito o usamos un lenguaje grosero unas cuantas veces, ¿quién se va a perjudicar? ¿Qué tiene de malo el pecado?
Es malo por lo que le hizo a Jesús. Sí, nuestro pecado fue la razón del tormento que Jesús sufrió cuando iba camino a la cruz... y mientras pendía de esa cruz y luego moría de manera horrible.
Claro que nunca podremos deshacer lo que ha sido hecho; ese dolor nunca podrá ser revertido. No obstante, debemos entender que si continuamos pecando a sabiendas, estamos, en efecto, volviéndole la espalda a Jesús y a su dolor.
Es como si dijéramos que no nos importa lo que hicimos pasar a Jesús; vamos a hacer lo que queramos. Pecar a la luz de la cruz es decir a Jesús que ni siquiera su intenso sufrimiento nos enseñó lo espantoso que es el pecado.
¿Por qué es tan malo el pecado? Mira lo que le hizo a Jesús.
Por: J. David Branon
¿Por qué es tan malo el pecado?
Reviewed by AlexRock
on
8/08/2011
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